SANTO DOMINGO.-El Ministerio Público revela que tras la llegada del imputado Santiago Marcelo Hazim Albainy a la Dirección Ejecutiva del Seguro Nacional de Salud (SENASA), fue creado de manera arbitraria un Comité de Contrataciones Médicas que no existía dentro de la estructura institucional.

Según las evidencias presentadas por el Ministerio Público, dicho comité fue establecido sin sustento legal, normativo ni procedimental, alterando por completo el mecanismo que regía previamente para la evaluación y aprobación de prestadores de servicios de salud, en ocasión de favorecer de manera directa a prestadores de salud vinculados a su círculo político, de amistad, así como a personas y empresas relacionadas con sus intereses personales, políticos y económicos.

El órgano fue integrado por funcionarios del círculo más cercano del imputado: Francisco Iván Minaya (Gerente de Salud), Roberto Canaán (Gerente de Atención al Usuario), Gustavo Guilamo (Coordinador de Gabinete), Germán Robles (Consultor Jurídico) y Carmen José Velázquez (Gerente de Afiliación).

El expediente establece que este comité operaba bajo la línea directa de autoridad de Hazim Albainy, concentrando las decisiones de contratación en un grupo reducido de colaboradores de extrema confianza.

Acciones del Comité e integración de asistentes

Las investigaciones señalan que este comité fue utilizado como un instrumento para favorecer de manera directa, selectiva y discrecional a prestadores de salud vinculados a su círculo político, de amistad, así como a personas y empresas relacionadas con sus intereses personales, políticos y económicos. El documento sostiene que estos beneficios se otorgaban tanto a quienes le respaldaron políticamente como a aquellos que entregaban sobornos.

Para asegurar el control total de las aprobaciones contractuales, el imputado también habría integrado a sus asistentes Johana Fernández y Johanna Grullón, quienes, incluso en ausencia del propio director ejecutivo, participaban en reuniones con listas predeterminadas de prestadores que debían ser aprobados por órdenes directas.

En esos encuentros se utilizaban expresiones como “eso es del CEO”, “eso es del Olimpo” o “vino respaldado”, frases que, según el expediente, funcionaban como órdenes inapelables dentro del proceso de contrataciones.